En México existen varios equipos y ligas estatales y nacionales organizadas en escuelas estatales y nacionales organizadas en escuelas y clubes deportivos. Pero hay otro futbol, el futbol llanero, cuyas características lo hacen representativo de nuestra idiosincrasia popular. Es el futbol que se juega en el baldío, en la cancha prestada de una escuela, en terrenos donados o prestados que se acondicionan con una buena portería y tratando de ajustarse a las dimensiones profesionales.
Las famosas acreditaciones, según para evitar los cachirules.
No es "jugar la cascarita", pues se trata de un futbol serio, organizado, más "profesional" que juegan, más que todo, aquellos niños, jóvenes y adultos que viven esta pasión y respetan este deporte. Es el futbol de los que tal vez nunca pisarán un estadio aunque juegan con todas las de la ley y en donde, muchas veces, hay una calidad, un estilo y una entrega que muchos profesionales envidiarían.
Los equipos llaneros en ocasiones compran, con muchos sacrificios, el uniforme y un buen balón, pagan la foto del equipo con la mascota; ¡como los profesionales!, y que con legítimo orgullo cuelgan en la sala de su casa. Estos partidos llaneros se juegan más con el corazón que con la cabeza, en ellos se desborda el alma en la fibra del músculo que se ha entrenado no en gimnasios, sino en la dura jornada diaria de cargar, empujar, jalar, romper la piedra o abrir el surco.
Zapatos de la chamba y de futbol.
En los encuentros sabatinos, a veces los jugadores llegan arrastrando la resaca del viernes, ¡casi dormidos!, pero con el corazón firme y el ánimo dispuesto. En ocasiones se ponen los tacos y realizan los ejercicios de calentamiento como verdaderos autómatas, pero ya una vez dentro y empezado el juego, la pasión despeja la mente y se da lo mejor que se tiene. Para la gran mayoría de los jugadores, estos partidos son sagrados y se cuidan para mantener su mejor condición física.
Algunos artistas, verdaderos maestros en el arte de mover el balón; otros luchan y esperan pertenecer a una buena liga y destacar; muchos ocupan el estilo de sus héroes y sueñan con llegar a jugar como Hugo Sánchez, Mohamed, Jorge Campos, Luis García... No obstante, se conforman con hacer su mejor esfuerzo, disfrutar el encuentro y cerrar la semana con la nota estremecedora y relajante de haber jugado un buen partido.
El “Bofo” del barrio.
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