El futbol soccer es, sin duda, una de las grandes pasiones de los mexicanos. Miles de fanáticos se reúnen en los diferentes estadios del país para apoyar a su equipo favorito, mientras otros millones más, menos afortunados pero definitivamente en forma más cómoda, disfrutan del partido frente al televisor.
El David Beckham mexicano.
De cualquier manera, todos los aficionados viven, sufren y gozan, gritando su enojo, su inconformidad y su alegría ante los encuentros de sus equipos predilectos. Con frecuencia, las apuestas, discusiones, expectativas y remembranzas de los triunfos y fracasos son de los temas preferidos en las reuniones familiares y de amigos. Las caravanas de automóviles ondeando el estandarte de sus favoritos después de un partido empiezan a ser una costumbre en nuestra ciudad a pesar de ocasionar embotellamientos, sobre todo cuando los encuentros son entre equipos tradicionalmente rivales o en copas internacionales, cuando el orgullo de la patria inflama más el espíritu de competencia.
Echando toda la carne al asador, dicho popular del futbol mexicano.
Sin duda, ver los partidos es excitante, pero jugar el futbol ¡es otra cosa! ¡Es la ilusión de un gran porcentaje de la población masculina!
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